El eco de los pasos salpicaba los
lujosos pasillos de piedra. Elisea caminaba en dirección a las salas de
entrenamiento para perfeccionar algunos de sus hechizos. De carácter alegre y
despreocupado era una de las miembros más influyentes del Consejo de los 18. Alta y morena, como sus antepasados, hacía
gala de un porte orgulloso y confiado. Sus ojos de caramelo brillaban como fiel
reflejo de su inteligencia y astucia. Gozaba de poderes extraordinarios pero su
falta de tenacidad y exceso de confianza, habían debilitado su potencial
mágico. Como ella misma se decía a menudo "Para qué tanto entrenar,
llevamos siglos y siglos de paz".
Sumida
en sus propios pensamientos no se dio cuenta de que un extraño aparecía por uno
de los recodos del pasillo y la abordaba con delicadeza.
- Bien hallada hermosa dama-
saludó un esbelto caballero- me preguntaba si podría indicarme donde se encuentra
La sala de las Reliquias.
Elísea
observó con detenimiento a aquel hombre. Era innegable que era bien parecido,
de hecho no se podía negar su belleza. Tenía el cabello largo y dorado y sus
ojos azules eran lo más parecido a vislumbrar el fondo del océano. Vestía una
armadura ornamentada de bellísima factura. Sus anchos hombros estaban arropados
por una capa del mismo color que sus ojos. La joven no pudo evitar quedar
embelesada por tal aparición durante unos segundos y se apresuró a contestar.
- La sala de las Reliquias es uno
de los lugares más sagrados de nuestro hogar. Solo unos pocos tienen permiso
para verlo y a ti no te conozco -Elisea pretendía que su voz sonara autoritaria
pero se sorprendió al comprobar que sus palabras sonaban dulces, casi
hechizadas por la mirada de aquel extraño-.
- Disculpe mis malos modales,
debería haberme presentado. Mi nombre es Jálibu y he sido invitado por los
ancianos de la ciudadela para pasar una temporada de estudio y meditación -
dijo mientras realizaba una pequeña reverencia- No pretendo entrar en la salar
a fisgonear, de hecho me acompañaba una dulce joven como tú, Pepi era su nombre,
pero me quedé contemplando una de las maravillosas vidrieras que adorna el
pasillo y me perdí. Supongo que me estará esperando en La sala de las
Reliquias, pues era allí adonde nos dirigíamos.
Elisea
recordó que hacía poco se había armado un gran revuelo en la ciudadela por la
llegada de un nuevo invitado. Los elfos había aconsejado hospedar a Jálibu
durante un tiempo, pues era un hombre increíblemente sabio que se había ganado
el favor de todos los pueblos por los que había ido pasando. Se contaban
maravillas de él y todos querían gozar con su presencia en las reuniones,
festividades y consejos. Se desconocía su origen pero al parecer a nadie le importaba. Se
rumoreaba que su brillantez era fruto de una cuna humilde y que tal
circunstancia no se comentaba por no ofender a tan deseado invitado.
- En tal caso deberá dirigirse
hasta el final de este pasillo, girar a la derecha y girar a la izquierda en la
próxima bifurcación - de nuevo Elisea se sorprendió al escuchar sus propia voz,
exageradamente melosa y no le gustó en absoluto-.
- Muchas gracias Elisea - Jálibu
volvió a hacer una reverencia y se giró sobre sus talones para seguir las
indicaciones de la joven-
Elisea
se quedó parada en el pasillo observando cómo se alejaba aquel extraño
caballero. El vaivén de la capa azulada formaba curiosos dibujos hipnóticos. Al
torcer la primera esquina, Elisea perdió de vista a Jálibu y sintió alivió en
su corazón. Durante su conversación con aquel extraño, había sentido que no
tenía completo dominio de sus acciones. Algo en su interior le dijo que allí
había algo extraño. Por primera vez en mucho tiempo tenía ganas de entrenar,
algo le decía que tenía que estar preparada. Comenzó a caminar para ir a las
salas de entrenamiento mientras pensaba:
"Me llamó Elisea, pero jamás
le dije mi nombre".
¡Qué ganas de regresar a Dambil! Besos.
ResponderEliminarmadre mia pedazo de blog mi maestro si sabe vien hacer estas cosas jod**
ResponderEliminarAyyy madreee!!! Mejor que juego de Tronos!! Yujuuuuuu
ResponderEliminarOtra vez he empezado a leerlo porque estamos de vacaciones Linde blanca y yo. Que mejor lectura para los tres!!! ya están enganchados!!Oleee
ResponderEliminar