martes, 17 de abril de 2018

Solo es una aventura


Doncella tiene un bastón, una capa color marrón y lleva unos guantes blancos. Tiene el pelo blanco, también lleva un vestido azul con una flor en medio. Su cara es blanca como la nieve. Tiene un carácter muy dominante, es poderosa pero por dentro es sensible y humilde. La Doncella vivía en Dámbil. Allí todos le tenían un gran respeto pero un día cambiará todo.

Un día Doncella estaba en su casa y llamaron a la puerta. Un mensajero le dijo que el rey requería su presencia. Doncella fue a visitar al rey. Doncella se postró ante el rey y el rey le dijo:

-No hace falta que te postres ante mi presencia. Te he traído aquí porque quiero encargarte algo. Que busques a mis hijos porque el médico me ha dicho que dentro de un mes no estaré aquí. Necesito dejarle mi herencia y quiero que vayas a buscarlos, así que esa es tu misión.

- No sé si puedo hacerlo, últimamente estoy muy liada, lo siento mucho -dijo Doncella-.
- Piénsatelo, para ti también habrá recompensa -dijo el rey preocupado por la situación-.
- Vale -dijo Doncella después de pensarlo.

Doncella se quedó un poco preocupada. Al siguiente día Doncella fue a visitar al rey para decirle que al final sí iba. Doncella ya iba a comenzar el viaje. Pero no tenía ni idea de dónde ir así que pidió ayuda a sus dioses y le dijeron que fuera a los laberintos de la ciudad Carpel.

Así que empezó la búsqueda.
Pero algo fallaba porque había buscado por todos los laberintos y no los había encontrado.
Entonces escuchó una voz que decía ¡Socorro que alguien me ayude! Doncella corría por salvar la vida de ese ser que gritaba. Entre pared y pared encontró era un hombre alto, moreno, tenía el pelo negro y los ojos verdes.

Doncella le preguntó qué hacia llorando un hombre como él. Y el hombre le dijo:
- Mi hija se ha perdido por el laberinto y no sé qué hacer.
-Yo te ayudare a encontrarla pero a cambio tu me ayudarás a hacer un misión ¿valé? - dijo Doncella-.
- Sí, yo hago lo que haga falta -dijo el hombre desesperado-.
- Pues venga vamos a buscarla ¿Cómo se llama la niña? Yo me llamo Doncella.
- Rebeca -dijo el hombre.
- Y tú ¿Cómo te llamas? -preguntó Doncella-.
- Ramón, dijo el hombre.

En ese momento Doncella lo miro a los ojos y sintió como su corazón aceleraba cada vez más.
- ¿Cuándo fue la última vez que la vistes? -preguntó Doncella-.
- No lo sé -admitió Ramón-.

De repente escuchó una voz que decía ¡Papá, papá! Doncella y Ramón corrieron hacia la niña. ¡Rebeca! Dijo Ramón fue a abrazar a su hija como si nunca más la fuese a ver. Con las lagrimas saltadas dijo Doncella:

- Bueno ahora te toca a ti.
- Sí, claro a dónde hay que ir - dijo Ramón-.
-Llévame a los orfanatos de toda la ciudad. Dijo Doncella
-¿Para qué? -preguntó Ramón-.

Entonces Doncella la contó lo que pasaba.


- Tengo un caballo a la entrada del laberinto, tenemos que salir de aquí -dijo Ramón-.
-Vale, pero antes hay que buscar una salida -dijo Doncella dando la razón-.

Entre pared y pared, esquina y esquina. A dos pasos de la salida apareció un troll de la nada.
-No podéis salir del laberinto -dijo el troll-.
- ¿Por qué? -dijo Doncella-.
- Porque están los brujos y están echando hechizos a todo lo que se mueve. Pero tranquilos yo no soy como los demás. Bueno creo que ya se han ido -dijo el troll con voz humilde-.

Cuando salieron del laberinto Ramón fue directo al caballo, pero no había absolutamente nada.
- Y tu caballo ¿qué es, invisible? -dijo Doncella- .
- Pero si estaba aquí no se qué ha podido pasar -dijo Ramón preocupado-.
- No importa, yo os llevaré en mi espalda, donde hay que ir -dijo el troll-.
- Al orfanato -dijo Doncella-.
- Pero, hay que atravesar el bosque del tiempo - dijo Ramón-.
- ¿El bosque del tiempo?- dijo Doncella extrañada.
- Sí, el bosque del tiempo, se comenta que en ese bosque parece que nunca pasa el tiempo todos lo que han estado allí no han podido cruzarlo porque todos se suicidan del sufrimiento, pero esa es nuestra única opción -dijo el troll preocupado-.

Cuando estaban cruzando el bosque se le aparecieron arboles con caras terroríficas parlantes y cuerpos colgados. De repente apareció un monstruo y se tuvieron que enfrentar contra él.

El monstruo cogió a Doncella pero Doncella sacó su espada y intentó cortarle la mano pero era de madera y la espada se rompió. Rebeca pudo tranquilizar al monstruo porque ese era su don, todos se quedaron con la boca abierta.

Al final pudieron atravesar el bosque pero parecía que habían pasado cien años y solo había pasado media hora.
Cuando iban a entrar en el orfanato.

-Ya puedes irte con tu esposa estará preocupada y ya has cumplido tu promesa -dijo Doncella-.
- Mi esposa falleció -dijo Ramón con tristeza-.
- Lo siento mucho -respondió Doncella-.

Entraron al orfanato y preguntaron al nombre a cada niño y niña y el final los encontraron y se los llevaron al rey pero ya era demasiado tarde así que concedieron el trono a Doncella y Doncella se casó con Ramón y se hicieron rey y reina y adoptaron al huérfano y el troll fue guardián del reino.

A Doncella cada vez que le preguntaban cómo había sido reina, ella decía: SOLO ES UNA AVENTURA

Escrita por Elisea de Castro Amador

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